domingo, 30 de enero de 2011

LA CONFUSIÓN ENTRE LO FALSO Y LO VERDADERO

Nadie se ha puesto a pensar porque resulta tan difícil encontrar la diferencia entre un en original y su copia, entre la verdad y la mentira, entre lo cierto y lo falso. Para saber si una obra de Van Gogh es verdadera o falsa es necesario recurrir a los rayos y otras técnicas sofisticadas de reconocimiento, para reconocer un original de su copia es necesario la concurrencia de expertos que con métodos sofisticados demuestran que uno se ajusta mejor a los parámetros que el otro. Pero lo increíble de todo esto, lo sorprendente, lo descabellado, es que esta falencia nos parece natural, que ni siquiera tomamos conciencia que es una suerte de discapacidad, peor que muchas de las que padecen personas minusválidas. Nos parece natural no poder distinguir el original de su replica, cuando el mensaje de uno, verby gracia, lo ha pintado un artista hace mas de 500 años, cuyo mensaje esta inscripto en cada pincelada, en cada tonalidad y fundamentalmente en la energía que irradia, esa vibración de todo el conjunto que es como una impresión digital imposible reproducir. No nos sorprende que la técnica nos impida ver entre el arte y el no arte, que la técnica nos pueda ocultar el arte. Pero nos parece también lógico y natural que así sea, que no podamos darnos cuenta de tan burda diferencia.

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